domingo, 28 de febrero de 2016

EL ESPACIO FRAGMENTADO EN EL GRECO. Cristo en el Monte de los Olivos


Pocas obras del cretense representan mejor el espacio irracional que desarrolla el manierismo.
El lienzo muestra, de una manera simultánea, Cristo en el monte de los Olivos confortado por un ángel, los apóstoles dormidos en la parte baja y, al fondo, a la derecha, la multitud que viene a prenderle.



























En bastante menos de un metro cuadrado, el maestro consigue así componer toda una escena temporal que juega por completo con nuestras percepciones, alejando y acercando los espacios, cambiando de punto de vista (observad desde donde están mirados los apóstoles, desde la zona superior, Cristo y el ángel, a su misma altura, o la multitud).




























Se crea así un verdadero caleidoscopio, una especie de espacio fracturado como un vidrio roto como siglo después hará Picasso en sus Señoritas de Avignon.
Este juego que destroza el punto de vista único del clasicismo renacentista (comparadlo con la Escuela de Atenas) provoca numerosas distorsiones. Sólo hace fijarse en la roca que hay detrás de Cristo, apenas un peñasco si lo miramos así, una terrible montaña si fijamos la atención en la multitud que va a apresarle (derecha), o los cuerpos de los apóstoles en relación con el ángel y Cristo.


























Por si fuera poco, la luz también se comporta de forma aleatoria, fortísima, casi celestial, procedente de la derecha en Cristo y el ángel, mucho más expresiva al modo de Tintoretto (y proviniendo del lado contrario) en los apóstoles. 
Cuán lejos estamos de la luz clara, representativa y homogénea de Piero della Francesca y qué cerca de los experimentos manieristas del último Rafael ( la Transfiguración).
¿Y la perspectiva? Una perspectiva aceleradísima la que nos lleva desde los apóstoles del primer plano a la multitud de la derecha

A todo ello se unen los recuerdos venecianos (la pincelada suelta de Tiziano, como en las maravillosas ramas de los árboles, la importancia del color) que se mezclan con otros puramente manieristas (la deformación de los cuerpos de los discípulos, los colores metalizados, tornasolados y ácidos...)
































3 comentarios:

  1. Museo Tesoro Catedral de Cuenca8 de marzo de 2016, 16:21

    Gracias por dedicar varias entradas a parte de las obras que conservamos en el Museo y la Catedral. Magnificas descripciones. Muchísimas gracias! Lo compartimos!

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    1. Gracias a vosotros por tan excelentes obras. Merece mucho la pena divulgarlas

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  2. Museo Tesoro Catedral de Cuenca8 de marzo de 2016, 16:30

    Uno de nuestros Grecos. Compartimos! Seguimos tu blog.

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