martes, 2 de mayo de 2017

Análisis y comentario de Museo Pompidou. Renzo Piano y Richard Rogers


Función
Más que un simple museo, el concurso público que organizó la obra pretendía crear un centro de actividades múltiples en donde existían zonas de exposición (de colección y temporales), talleres, zonas lúdicas ... que exigían un espacio interno diáfano y flexible que se pudiera adecuar a la evolución de las mismas.
Por otra parte, su construcción pretendía rehabilitar una zona en decadencia en pleno centro parisino (Les Halles), antiguo gran mercado de abastos que se había derruido años antes, dotándole de un nuevo carácter turístico.
Como otras tantas obras parisinas, su mecenazgo político (Pompidou), pretendía mantener la grandeur de la ciudad, vinculándolo con alcaldes y presidentes de la República

Planta.
La gran caja del museo es un enorme rectángulo en pleno barrio de las Halles 
Como exigía el concurso, se trata de una gran planta libre que puede organizarse de múltiples maneras, sin ningún tipo de elemento de carga interna que rompa la diafanidad y los posibles cambios que el museo vaya necesitando con el tiempo.

La propia plaza que antecede al edificio forma parte consustancial del mismo, prevista para actividades al aire libre. Para ello se le dio una pequeña caída (como la famosa plaza de Siena) para poder sentarse en ella, y se la rodeó de motivos industriales (como las salidas de la ventilación del parking subterráneo) que la integraran visualmente en el conjunto




Alzado.
La necesidad de eliminar los soportes interiores todas las tensiones se trasladaron a los laterales del edificio. 

En ellos terminaban las enormes vigas que recorren el edificio que se apoyan en pilares y se aseguran con enormes cruces de San Andrés que hacen la función de tensores que equilibran los pesos y dan una estabilidad excepcional (pese a su pequeño grosor) a todo el conjunto.

La cubierta es adintelada y con el tejado plano para crear en él una zona de restauración.
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La decoración fue, acaso, uno de los factores que más polémica creó tras su inauguración.
Eliminando cualquier tipo de elemento figurativo (tan típico de la arquitectura moderna) pero sin renunciar a lo decorativo, se utilizaron motivos industriales (los franceses pronto la llamaron la Fábrica de Gas) como las citadas cruces de San Andrés, chimeneas, tuberías,...

Estos motivos mantienen un código cromático que la separa por funciones a la vez que convierte toda la estructura en un lugar lúdico, lleno de sugestiones cromáticas, como un inmenso mecano.

Para la gran fachada de la plaza se utilizaron gerberette, estructuras en saledizo con tensores desde la que se suspende la fachada acristalada y sustenta la estructura de las escaleras mecánicas que se convierte en un motivo visual de primer orden que atraviesa en diagonal toda la estructura


Gerberette
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Comentario.
El éxito del Museo Pompidou se produce con la unión de varios factores.
Su atrevida estructura interior sin pilares, la aparición de la plaza como nuevo lugar, el colorido y posindustrial exterior que saca las funciones del edificio a la fachada y las convierte en motivo decorativo...

Con esta obra se inicia el movimiento High Tech que utiliza el desarrollo de la ingeniería y los nuevos materiales para crear estructuras útiles pero también sumamente significativas a nivel perceptual que se mantendrá en la obra de Rogers y se culminará con las figuras de Norman Foster o Nouvel

Por otra parte, también lo podemos poner en contacto con los primeros balbuceos de la arquitectura posmoderna por su uso lúdico de los elementos o la utilización de modelos anteriores (el mundo fabril) en nuevos contextos que serán percibidos de forma distinta según el grado de conocimiento del espectador (subjetivismo).

El Museo Pompidou significa, además, una nueva forma de entender el mundo del Museo, alejándose del tradicional almacén, casi sagrado, que inaugurara el Neoclasicismo, para crear un lugar multifunción en donde alta y baja cultura deben de convivir y fecundarse mutuamente




























El Museo es toda una lección de cómo recobrar el sentido del espacio interno heredado de Mies van del Rohe con el sentido lúdico de la utopía arquitectónica del grupo Archigram

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