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Sobre ellos Barceló juega con las texturas y las rugosidades del material (como ya había empezado a realizar en lienzos) creando un trampantojo al que es pintor nos tiene tan acostumbrados, en donde nada es real del todo, pues en realidad, todo son puras apariencias, fugaces visiones que juegan con el espectador a descubrir la apariencia pero también la trampa.
De los dos grandes paneles prefiero el dedicado a los peces, un acuario fantasmagórico en donde Barceló hace todo un homenaje a la isla y su pesca. Meros, pulpos, sardinas, rayas, peces espada... navegan por la pared ondulada, e incluso salen de ella misma para acercarse a nosotros, enredados entre posidonias y anémonas.
En la parte central una ¿figura? quisiera sobrepasar la pared de arcilla. Un Cristo resucitado (pues vemos los estigmas de su Pasión), así como las huellas de sus devotos.
Entre ellos los vitrales resultan verdaderamente fantásticos.
cuanto arte
ResponderEliminarcuanta bellza
adoro las pinturas y mientras pinto escribo mi rezo
Mucha