LOS TAPICES GÓTICO- FLAMENCOS DE LA COLEGIATA DE PASTRANA

Resultan asombrosos estos tapices en la pequeña villa de Pastrana.

 

Primero por su tema. Se trata de todo un ciclo militar; las conquistas de Arcila y Tánger en el año 1471 por parte de los portugueses en su expansión africana.

Los encargará el propio Alfonso V en el taller Passchier Grenier de la ciudad belga de Tournai. 

 

 

  Desconocemos los autores de sus cartones pero hemos de encuadrarlos en el gótico internacional septentrional de finales del XV por su gusto por el detalle, el horror vacuii, el intenso colorido (aquí magnificado por el uso combinado de lana y seda), el detalle o la falta casi absoluta de una perspectiva formal, creando una imagen que se profundiza a través de la elevación de los distintos planos.

Se encuentra también este espíritu galante y exquisito en la representación del rey y su montura por medio de hilos dorados y, más allá de lo técnico, en la creación del rey (y el príncipe) como el caballero cristiano que une valor con gentileza y belleza (casi como si esta fuera una virtud casi moral).

 

En el extremo contrario, encontramos la batalla que no huye de los detalles más escabrosos; ni el gusto por el detalle en el nuevo armamento y las carabelas (como todo un emblema del poder luso sobre los mares).

Resulta típico de este periodo la descripción de las ciudades, especialmente cuando se puede incluir en ella el toque oriental tan al gusto de estos mecenas tan refinados

El gusto por el detalle que se convierte en pura decoración será también habitual de esta época

Estos tapices, una vez encargados y terminados, quedaron en Flandes y parece ser que nunca llegaron a Portugal. Vinieron a Castilla, bien en el cortejo de Felipe de Borgoña (Felipe el Hermoso) cuando casó con Juan de Castilla, bien por conquista en la batalla de Toro.

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