A lo largo de este libro vamos viendo que el cuerpo ideal también se inventa y está sujeto a modas. El canon de belleza masculino de los griegos, sin ir más lejos, se parece más al actual que el femenino, diría yo. Pero la invención del cuerpo tiene límites y como en casi todo lo humano parece más bien un producto de la interacción entre la biología y la cultura. Por otro lado, la pulsión de parecer joven está asociada a la de resultar atractivo, en cualquiera de los dos sexos, porque la belleza física está asociada a la juventud.
(...)
Este es el que se consideraba el tipo masculino ideal en la estatuaria clásica. Una nalga prominente pero cóncava lateralmente. También son voluminosas las nalgas de la Venus del delfín pero no tienen ninguna depresión entre el trocánter mayor y el glúteo mayor porque las nalgas de las esculturas femeninas clásicas son completamente redondeadas.
Me planto enfrente del espejo, me pongo en la pose del Diadúmeno y no me veo ese relieve (y eso que he jugado mucho al fútbol y he desarrollado el m. cuádriceps, que es el de la patada a la pelota). Pruebe usted, si quiere, a ver si tiene más suerte. Desde que me fijé en el rodete del Diadúmeno no paro de mirar con disimulo las rodillas de los atletas y culturistas. A veces me parece verlo fugazmente, pero acto seguido lo pierdo de vista. ¿Qué extraño músculo es ese? ¿Por qué no lo tengo yo? No puedo, desde luego, presumir de unos abdominales (la tableta, la chocolatina) como los del Diadúmeno, ¿pero no debería verme por lo menos ese músculo de la rodilla?
Se llama cinturón de Adonis o V del bajo abdomen al tan deseado pliegue de la ingle. Sin embargo, al no existir ningún músculo con esa dirección, sino solo un ligamento, es difícil desarrollarlo en un gimnasio
Si se fija ahora apreciará una especie de arco muy saliente en la abertura de la caja torácica de las estatuas clásicas, como el Discóforo, el Diadúmeno o el Doríforo de Policleto. Su nombre en la anatomía artística es el de arco abdominal redondo o arco griego. Elliot Goldfinger, en su excelente obra Human Anatomy for Artists. The Elements of Form (1991), da una complicada explicación anatómica del arco griego, pero a mí, y a pesar del esfuerzo de Goldfinger, más me parece el arco griego una convención, una cuestión de estilo, que una realidad anatómica. Es una parte del cuerpo humano ideal creada, inventada, por los griegos, como el rodete que cruza el muslo por encima de la rodilla, y al que Paul Richter se esforzaba en encontrarle una base anatómica, como vimos. El artista griego partía de la realidad, pero la trascendía yendo más allá. Ahora bien, puede que usted me desmienta con su propio cuerpo si tiene un arco griego como el que lucen el Discóforo o el Diadúmeno del museo del Prado o un rodete por encima de la rodilla, como el del Diadúmeno o el Poseidón.
Sobre los genitales en el arte clásico
Nuestro cuerpo, Arsuaga, Juan Luis
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