viernes, 3 de octubre de 2025

Richard Serra y Borromini



 













Tomada de taller de arquitectura


Fabricar esos colosos de acero tiene algo de adictivo. Es casi imposible no dejarse impresionar por el tamaño y el carácter de sus estructuras. Y después está la sensación de aventura que implica llevar a la práctica sus ideas. Convierte el acero en algo capaz de levitar, casi en música. Sin bocetos y maquetas, puede levantar enormes piezas de varias toneladas sin que sea necesaria, para que se sostengan, ninguna técnica de soldadura o remache. Fue emocionante sacar adelante las elipsis torsionadas. Son una evolución de sus formas cónicas anteriores, cuyos radios diferían en la base y en la cima. Si las inviertes, y te sitúas entre ellas, una se aleja de ti y la otra se inclina. Él quería construir una pieza que envolviera todo el espacio y se inclinara hacia fuera y hacia dentro al mismo tiempo. Pero al principio no estaba seguro de lograrlo. 
















En los años noventa había ido a Roma a visitar la Iglesia de San Carlo, donde se encuentra la cúpula ovalada de Borromini. Fantaseó con la idea de torsionar ese espacio. Pidió ayuda al ingeniero aeroespacial que trabaja con Frank Gehry para cortar la plantilla con la que construir la forma que pretendía. Lograron fijar las coordenadas de los ejes mayor y menor, y de la rotación de los grados, y establecieron un programa informático que fijaba las líneas de las pautas de inclinación. Pero en las acerías estadounidense no tenían la maquinaria necesaria, o rechazaban la idea porque creían que el acero carecía de la tolerancia necesaria. Serra nos contó que envió un disquete con la copia del programa informático a todos los fabricantes de Estados Unidos que creía que podrían resolverlo. Ninguno se quiso comprometer. Llegó a viajar a Corea, donde estaban dispuestos a arriesgarse, pero no construían planchas del ancho que él quería. Por fin encontró un astillero y acería en Maryland que se interesó por el reto. Tenían máquinas enormes, de entre doce y quince metros de largo, ya utilizadas para doblar el hierro para los acorazados en la Segunda Guerra Mundial. Emplearon un año en construir la primera pieza. Después hicieron tres más, y un día el astillero cerró. Entonces Serra oyó hablar de Siegen, de la acería Pickhan, y aquí encontró a los locos que estaba buscando. No hay nadie en este país más loco que nosotros.


Obra Maestra (Juan Tallón)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar en este blog. Tus sugerencias serán siempre bienvenidas.
No olvides que si publicas un comentario estás aceptando algunas normas.
Por favor, sé respetuoso en tus palabras. Por supuesto puedes estar en desacuerdo con lo dicho en este blog, y también criticarlo, pero guardando las normas básicas de educación.
No se admite spam y contenidos publicitarios (serán eliminados)
Por el hecho de comentar aceptas nuestra política de privacidad (ver en apartado política de privacidad y aviso legal) y dando consentimiento explícito a que figuren aquí los datos con los que firmes o te registres (recuerda que puedes hacerlo con tu perfil blogger, nombre y URL o en modo anónimo; no es necesario email)
Si no quieres dar consentimiento, no comentes. Si tienes dudas, visita la política de privacidad.

Responsable de los datos: Vicente Camarasa (contacto correo en la parte superior derecha del blog)
Finalidad: moderar los comentarios.
Legitimación: consentimiento del usuario
Destinatarios: el sistema de comentarios de Blogger.
Derechos del usuario: acceder, rectificar, limitar y suprimir datos (si los hubiera)