"Rompimiento con los esquemas compositivos y visuales del clasicismo y su sustitución por otros que los contestan heréticamente desde sus mismos presupuestos"
En torno a 1520 la pintura italiana y escultura romanas sufren un
enorme cambio, abandonando el equilibrio
clásico para buscar unas escenas mucho más tensas y crispadas, estilo que
se denominará Manierismo. Este
cambio ya es observable en las obras de los grandes maestros (Rafael y Miguel Ángel) acentuándose aún más con sus seguidores (Pontorno, Bronzino,
Parmigianino, Rosso).
Las causas de este cambio son múltiples.
Por una parte se trata de una reacción artística frente a la crisis generalizada que sufre Italia, tanto económica como política
(guerras entre Francia y España en tierras italianas que culminan con el propio
saqueo de Roma, Sacco di Roma) o religiosas (a mediados del siglo XVI se
produce la Reforma de Lutero que divide al mundo religioso y crea una especial sensibilidad
religiosa, intimista y mística, en el mundo católico).
Todo esto rompe
la idea de mundo ideal que había sido el caldo del cultivo del clasicismo,
haciendo reaccionar a los artistas que ya no pueden seguir hablando de belleza
y armonía.
Miguel Ángel. Piedad de la Opera del Duomo. Florencia
Esta aparición del manierismo también se puede entender desde el propio desarrollo artístico del Renacimiento. Si seguimos las ideas de Wölfflin, deberíamos entender el manierismo como la única salida posible al Clasicismo del Cinquecento que había llegado al final de un proceso: la búsqueda total de la armonía, belleza y equilibrio. Tras él sólo quedaba la repetición estéril o la búsqueda de nuevos caminos.
Cosme I de Medicis según Bronzino
No debemos olvidar tampoco la importancia que tendrán en el nuevo estilo los mecenas y comitentes (duques de Toscana en Florencia, aristocracia comercial veneciana, círculos erasmistas en España, la corte de Fontainebleau francesa, corte de Rodolfo II en Praga).
Estas cortes, cada vez más sofisticadas, ya se encuentran hastiadas de la pura armonía y hay en ellas un deseo de novedades, de refinamientos, incluso de extravagancias. Se trata de entornos muy cultivados que conocen a la perfección el arte anterior y disfrutan viendo cómo se fuerzan los límites del clasicismo y valoran enormemente la técnica y la destreza.
Por último hay que señalar que, en último punto, gran parte de lo que hoy consideramos manierismo es el desarrollo de la obra de un único autor: Miguel Ángel. En su propia evolución personal que pasa del puro platonismo mediceo al desencanto por la belleza y una progresiva religiosidad, Miguel Ángel experimenta con todo un catálogo de soluciones (forma serpentinata, non finito, composiciones dinámicas, expresividad total, deformación idealizada de la realidad, manipulación de la perspectiva y el espacio con fines expresivos, juego anticlásico de los elementos clásicos de la arquitectura,...) que desarrollarán sus colaboradores y admiradores
La unión de todos estos mimbres genera (Hauser) una tendencia a lo subjetivo ya sea
a través de la profundización en la experiencia religiosa (el Greco), ya
a través de un intelectualismo extremado que lleva aun refinamiento preciosista
(Broncino) y con el progresiva importancia del artista como genio
(potenciando su invención hasta la extravagancia, Shearmann).
Grombrich insiste en la importancia
de la dimostracione. En este sentido Burke
relaciona manierismo con el progresivo culto a la destreza. Por último Panofsky
asegura que el manierismo frío es la última consecuencia del neoplatonismo y la
preeminencia de la idea.
Bajo estas premisas pasamos a una revisión de las
principales características del Manierismo (en contraposición con el
clasicismo), aunque tendremos que tener en cuenta que el Manierismo es, por esencia, paradójico, y muchas de las características son contradictorias entre sí.
La tensión, el dramatismo frente al equilibrio clásico. Se buscan composiciones confusas, descentradas, huyendo de la simetría, el equilibrio
El agobio espacial (o las perspectivas sumamente aceleradas o en vertical) frente a la amplitud tranquila en donde figuras y fondo se complementan
(perspectiva en vertical)
Giulio Romano. Sala de los Gigantes
Agobio espacial (apenas hay espacio para tantas figuras que se apiñan si dejar aire o espacio entre ellas) en la Deposición de Rosso o
La luz expresiva
frente a la representativa.
Giulio Roano. Sala de Psique
.
La ruptura del canon, ensanchándolo o alargándolo, para así romper con la idea de antropocentrismo armónico anterior.
La expresividad o lo
extravagante frente a la belleza idealizada y las formas correctas
La inquietud y la
sorpresa frente al orden.
La desproporción
frente a la armonía.
Las posturas inestables
frente a las estables. (La famosa forma serpentinata que hace una hélice)
.
La relectura
intelectualizada, sin ningún rasgo de ingenuidad (Shearmann), supersofisticada (para
un nuevo mecenas aristocrático), que curiosamente le aproxima a la
posmodernidad actual.
La confusión (buscada) entre lo real y lo ficticio que nos hace replantearnos nuestras ideas sobre la verdad y la realidad percibida por los sentidos
Aparición frecuente de un erotismo explícito
.
Bronzino. Agnolo de Cosimo
No hay que olvidar dos tipos
de maniera, la cálida (desde Miguel Ángel o Tintoretto) frente a la fría,
hipersofisticada, más florentina.
El interés por el arte anterior (como lugar de modelos y normas que pueden ser manipulados en la nueva ideología del manierismo, profundamente iconoclasta y, a la vez, amante de lo anterior) hará que proliferen extraordinariamente los Tratados de Arte.
Como señala Friedlaender, en apenas 40 años escriben sus tratados Vasari, Dolce (Aretino), Danti (Tratado de proporción perfecta), Cellini, Vignola, Palladio, Francesco Sansovino, Bocchi, Borghini, Lomazzo...
Muy bien desarrollado el tema. Muy completo e interesante.
ResponderEliminarExcelente!
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