La aldea surge en torno a la antigua ermita de la Virgen de Rocinas, ya mencionada en el libro de Monterías de Alfonso XI, de la que derivará la advocación de Rocío (de la que ya hablamos aquí), aunque es muy probable que esto solo sea el final de una larguísima historia que muy probablemente arranque de tiempos tartésicos y su diosa de la vida/muerte Tanit-Astarté. Una diosa/virgen que nace de las aguas y cada primavera hace resurgir el mundo tras los fríos invernales.
Si el viajero la visita fuera de su gran fiesta encontrará un paisaje de ensueño de casas blancas y calles de arena que arrastran los vientos desde las dunas litorales de Doñana.
.
Un lugar en donde el caballo sustituye al automóvil y le traerán al viajero las remembranzas del antiguo Oeste (aunque la historia nos demuestra lo contrario: serán aldeas como éstas las que se exportarán hacia las Indias para que el cine las convirtieran en un verdadero icono)
Un lugar de fervor absoluto en cuyo lateral arden miles de velas votivas.
En torno suyo se apiñan las decenas casas de hermandad de arquitectura neorenacentista.
Aunque cada vez menos se pueden contemplar las antiguas chozas (muy semejantes a las barracas valencianas) de barro, madera y cañizo.
Y, sobre todo, el agua, las lagunas y caños que llegan a lamer sus contornos en donde los flamencos crean estampas de idílica belleza.
Buena visión y buen resumen de lo que es la aldea de El Rocío, lugar muy cerquita de donde nací y que conozco bien. Hoy ya no hay chozas o chozos, sino casas con muchas habitaciones para alquilarlas y ganar mucho dinero en la romería o en el llamado "Rocío chico" en agosto. Aunque ahora con la crisis, muchas quedan vacías. Un cordial saludo, Vicente.
ResponderEliminar