martes, 23 de octubre de 2018

SANTI QUATTRO CORONATI. ROMA


Todavía recuerdo la primera vez que descubrí (pues esta iglesia no se busca, se encuentra), una noche de navidades.
Veníamos de San Clemente y tras subir la cuesta nos encontramos aquella mole (casi un vacío lleno) y entramos en sus patios consecutivos hasta llegar a la iglesia.

Entonces no pude visitarla con tranquilidad, pero desde entonces me quedó en el corazón su aspecto misterioso, casi prohibido.

























Construida en tiempos del Papa Melquiades (siglo IV) en honor de cuatro soldados romanos (Severo, Severino, Carpóforo y Victorino) que murieron en las persecuciones de Diocleciano por negarse a dar culto a la escultura de Esculapio que se encontraba en el santuario que ocupaba este lugar.

También se encuentran en su cripta los restos de cinco escultores de Panonia (o acaso es una confusión con los anteriores, pues su muerte también se debe al dios Esculapio, en este caso no haber querido hacer una estatua suya). Fueron Cástor, Claudio, Nicotrasto, Semproniano y Simplicio, y en honor suyo, los tallistas de piedra (aquellos que reciclaban los mármoles antiguos para nuevas obras) tuvieron sus talleres cerca de esta iglesia

Raffaelino. XVI

Desde tiempos de Silvestre I se convirtió en una verdadera fortaleza vecina a la recién creada San Juan de Letrán, sede del papado medieval, siendo objeto de numerosas adiciones.
Esta primitiva construcción fue destruida por el saqueo normando que realizó Robert Guiscardo, conservándose tan solo la capilla de Santa Bárbara (carolingia). Sus frescos oscilan entre el siglo IX y el XIII, siendo el de la Madre con el Niño, de los discípulos de Giotto
Oratorio de Santa Bárbara

Pascual II (IX) reformó las ruinas, eliminando la gran basílica para crear la estructura actual: una basílica más pequeña antecedida por dos patios.
En la planta actual aún puede verse la estructura original de tres naves (las laterales reconvertidas en claustro y estancias que incluirían el segundo patio, siendo el primero (según se accede al monumento) el atrio original



Las columnas redescubiertas tras la restauración son las que separaban la nave central de las laterales en la antigua iglesia paleocristiana

Se accede a ellos por medio de una torre campanario fortificada

Antiguo atrio paleocristiano muy reformado cuando fue convertido en orfanato por petición de San Ignacio de Loyola

Tras ellos aparece la iglesia (mucho más pequeña que la primitiva con frescos barrocos que hablan del martirio de estos santos (realizados por  Giovanni da San Giovanni, siglo XVII, con un coro de angelinas), aunque el ábside (muy grande para el espacio) recuerda los volúmenes anteriores.

El alto matroneum que corre en las zonas laterales , muy posiblemente, es una obra de clara filiación carolingia











En el siglo XIII se añadieron varias estancias, como el claustro comastesco, ampliación del Palacio cardenalicio (y anteriormente brazo derecho de la primitiva iglesia) de dobles columnas con capiteles papiriformes y fuente central (acaso en origen en el atrio de entrada, con cabezas leoninas)







O la capilla de San Silvestre que conserva unas extraordinarias pinturas que narran la famosa Donación de Constantino que ya analizamos aquí



O el tabernáculo del siglo XV (¿Bregno?)

O el Relicario de San Sebastián


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