Ampudia siempre fascina.
Su mirada tiene algo que decirle a nuestro antropoceno absoluto.
En este caso es el Madrid Luz, proyectando un gran frente visto desde un satélite sobre el Palacio Real.
Ante su sonido e imagen (sumamente potente) nos volvemos a sentir como realmente somos, una pequeñísima pieza de una totalidad gigantesca, tan bella como brutal.
Y no está mal este sentimiento, el que nos hace recordar que nosotros (y toda nuestra historia y reyes) no somos los dueños; que todo nuestro poder y tecnología hay múltiples cosas que no puede controlar.
Es bueno reconocerlo ahora que uno de nuestros grandes problema es el Calentamiento Global de una Naturaleza que se está progresivamente descontrolando y perdiendo sus tradicionales equilibrios (y que pese a toda nuestra tecnología no podremos controlar).
Una llamada a la ética y, en el fondo, a la responsabilidad más allá de partidismos (de ambos lados, no se nos olvide) y prepotencias.
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