La zona de Ávila y Salamanca fue habitada en tiempos de Hierro por los vetones, una tribu celtíbera especialmente volcada hacia la ganadería.
Entre sus más peculiares y representativas muestras de arte son estos verracos (cerdos, toros, incluso osos) a los que se les suele dar un sentido mágico: la protección de los rebaños de ganado (colocados especialmente en las cañadas de paso). De ellos ya hemos hablado aquí.
Lo que resulta bastante poco habitual en esta representación de Arévalo es el sexo femenino de la figura (sumamente marcado) que yo no he encontrado en otra representación (y agradecería que, de existir, alguien me informara de ello). ¿Acaso sería un fetiche para la fecundidad del ganado y no simplemente una figura apotropaica?
Las fotos pertenecen a una reproducción pues el original se encuentra en el Palacio de los Cárdenas
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