miércoles, 18 de julio de 2018

ÁNIMA MUNDI. LUIS. LA PRIMERA DESPEDIDA

La primera vez que salimos juntos fueron los 12 mejores días de mi vida.



Comenzamos un 15 de agosto, la agarré la mano el 16, la abracé el 17 y la besé el misma noche; el día 24 nos fuimos de fiesta al Real.
Todo morosamente anotado en una libreta de tapas azules, tamaño cuartilla, en donde Luis llevó las cuentas sentimentales de toda una vida y que ahora nos están sirviendo para hilvanar los recuerdos de todos y darle una segunda vida a este amor ahora que Luis ya no puede terminar de escribirlo.
En el día 27 había escrito algo que después tachó tan a conciencia que nos ha sido imposible rescatarlo seguido de un todo se ha acabado

Yo estaba esperando la en las mismas piedras de siempre.
Pero vino Bea, no ella
- Hoy no va a bajar - me dijo con ojos tristes
- ¿Por?
- Está castigada.
Y ante mi silencio, añadió:
- Alguien ha ido con el cuento a su padre de que estáis saliendo. Y... Y por el momento está encerrada en casa
- No puede ser – intenté rebatir.
- Os vieron en el Real.

El mundo se le derrumbo entonces a Luis, aunque no sabía que aquello solo era el principio, el primer plato de una excursión a los infiernos.
Yo, entonces, no le conocía pero le comprendo perfectamente.
Ansiedad y depresión
En aquellos años no se utilizaban tanto estas palabras que a nosotros nos son ahora tan comunes. Le llamábamos tristeza, desamor o pura desesperación.
A Luis se le derrumbó en un solo momento todo el castillo encantado de aquel verano. Solo tenía 15 años, y por primera vez sintió que la vida no merecía la pena si ella no estaba allí.
No quiso romper a llorar delante de Bea, se lo impidió su timidez, pero luego no pudo contener las lágrimas y lloró durante una tarde entera recorriendo las mismas calles que había hecho con ella.
Lloró de rabia, de impotencia, pero también de miedo. ¿Cómo se podía seguir viviendo sin tener aquellos ojos a su lado, su mano, su cuerpo, sus labios temblorosos?
Es imposible hacerlo, escribió en su cuaderno.

Al amanecer del día siguiente todavía fue peor, y solo rogó qué rápidamente se hiciera de noche para poder dormir y, aunque perseguido por las pesadillas, no seguir pensando.
La luz del sol hiere más que los fantasmas de la noche, qué bien lo sabemos los que hemos pasado por algo semejante. Sólo se quiere olvidar, que rápidamente pasen muchos años para que el corazón duela menos y quepa dentro del pecho, dándonos un pequeño descanso.
Pero nada es válido, y duele que el resto del mundo siga funcionando cuando uno está sumido en tan profunda cárcel, que amanezca, que rían los otros, que sigan hablando mientras por dentro nos sentimos vacíos y rotos.
No queremos salir de casa para no tener que contar una y otra vez nuestro dolor, pero las paredes se nos caen encima, nos devora el tiempo que no pasa y se queda clavado en el centro del alma dando vueltas y vueltas y vueltas.
No sirven ni siquiera los amigos, pues uno no encuentra consuelo posible y solo le gustaría que todo fuera un mal sueño y que a la mañana siguiente, al despertar, todo hubiera terminado. Ante eso los consejos son inútiles casi dañan más, y una garra de uñas de acero se agarra al pecho y anda por el estómago, o simplemente se llora sin ningún objeto, o todavía peor, uno siente que por dentro no hay nada más, que con ella se fue la alegría, las ganas de vivir , los planes, las ansias de verla, la angustia para pase el tiempo rápido.
Solo queda un mundo descolorido, sin aromas, sin forma siquiera, y uno pisa sin sentir el suelo, pues la palabra mañana es un cuchillo que se clava dentro.
Quién no lo haya sentido no sabe de lo que se ha librado.
Pura desesperación.
Angustias.
Un motor inmóvil
imágenes que vuelven una y otra vez a la memoria repitiéndose como una película sin sonido. Imágenes que son como brasas ardiendo.

Es una locura estando cuerdo que te hunde en la melancolía tras pasar por la rabia. Luces con filo en el vientre para luego desvanecerse todo. ¿Amor?, quién ha dicho eso; el amor no existe, es una pura y maldita venganza. ¿Cómo puede morirse uno por la falta de una sola mirada?





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