Hace ya una década y media, mientras preparaba las oposiciones con las que conseguir salir de aquel maldito colegio y toda la depresión que llevaba tras suyo, entre tema estudiado y tema repasado, tras los tres ejercicios diarios, si aún quedaba tiempo, antes de dormir cogía algún libro sacado de la biblioteca que hablaba de las disidencias del sistema.
En aquellos tiempos (hablo de los años 10 de este siglo) tal disidencia se había organizado en torno a la etiqueta antiglobalización en la que cabía desde las propuestas anarquistas a otras puramente ecologistas o, en menor manera, feministas.
Se trataba de toda una ideología progresista anticolonialista, generada (mucho de ella) desde la periferia, que lanzaba sus dardos contra las multinacionales y el sistema de comercio mundial, el FMI o el blancocentrismo, que hablaba (ante todo) de comunidades, de sus derechos y necesidades, de sus profundas explotaciones, y de medio ambiente
Sobre todo ello se planteaban soluciones como el comercio justo, la tasa Tobin, la condonación de la deuda, el medio ambiente como recurso monetarizable pagadero desde el norte, los nuevos planteamientos de una justicia global, el consumo responsable, las economías lentas y cercanas...
Pero era antes. Ahora estamos cambiando las fórmulas y las nuevas disidencias ya no hablan de comunidades, siquiera de ideologías , sino de estados de ánimo, entrecruzándose viejas retóricas (como la deuda, ahora que ha llegado a la vieja Europa para arruinarla, o la emigración, que está tomando unas dimensiones inimaginables hace unos cuantos años) con nuevas ideas como el animalismo (y su consecuente veganismo), los nuevos nacionalismos de clase alta, la nueva ola del feminismo (véase Despentes) y el movimiento queer en donde se reinterpretan múltiples disidencias cuerpo-mente-sociedad (final del sistema binario, trans, intersexuales, poliamor, las enfermedades mentales y su valoración, las minusvalías como potencialidades, el mundo ciborg...), muchas de ellas trabajadas desde el punto narrativo por Morales en Lectura fácil
Esta es una de las partes fundamentales de este libro, abrir ventanas y dejar al aire nuevas realidades, en gran parte vividas en primera persona por la autora/autor del libro que cambiará de sexo en el transcurso de su redacción. Basándose en el posestructuralismo francés de Derrida o Foucoult, Preciado plantea como verdadera vanguardia (en el verdadero sentido bélico que tuvo a principio del siglo XX) que rompa esquemas sociales, ideológicos y políticos en donde la lucha ha pasado de las clases a los estados, a las emociones y los deseos.
Una política y sociedad de cruce, de lo impuro, de las cosas y las ideas en proceso examinadas como sucesos no como entidades.
Lucas Corralejo, el sabio
TODA NUESTRAS ANIMA MUNDI
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