BRUNELLESCHI. ANÁLISIS DE LA CAPILLA PAZZI
Realizada para esta familia de banqueros (eterna rival de
los Medicci) y situada en el claustro de Santa Croce, es una de las obras de
madurez de Brunelleschi, que evoluciona sobre pocos modelos, intentando
perfeccionarlos en un intento de crear una armonía total.
En este caso concreto, la capilla Pazzi es una nueva
reflexión sobre el espacio centralizado de carácter privado que ya había
planteado en la sacristía vieja de San Lorenzo (precisamente realizada para los Medicci)
Para su diseño Brunelleschi recurre al cuadrado que sirve
para el cuerpo central, el altar y, repitiéndolo de forma consecutiva, para el
pórtico. De la misma manera el cuadrado vuelve a ser utilizado para los
alzados, uniéndose al semicírculos de los arcos de medio punto. Finalmente, la
cubierta deriva hacia el círculo de las diversas cúpulas de media naranja.
Como puede
verse, la idea (tan neoplatónica) de las figuras perfectas (el cuadrado se
asimilaría al hombre mientras el círculo a lo divino, como Leonardo volvió a
plantear en su homo ad circulum ad cuadratum).
Esta perfección encuentra su más escondida esencia en la
idea de armonía (la conjunción de las partes con el todo) que es controlada por
un módulo constante que se amplía o empequeñece en función de operaciones
simples. Habitualmente suele tomarse como módulo el intercolumnio.
Pero por si esto no fuera evidente Brunelleschi recurre a la
bicromía de los elementos para darnos una lectura sintética del edificio, sus
proporciones y funcionamiento.
En pietra serena se crean los elementos activos
como columnas, pilastras, arcos, pechinas, nervios…, mientras que el blanco se
utiliza sobre los pasivos (paredes, gajos de la cúpula…).
A todo esto se añade una luz sin colores, pura, que ilumina
suavemente para resaltar el espacio creado a través de tan sutiles métodos. Un
espacio diáfano y silencioso, puramente perfecto y adecuado por completo al
hombre que lo contempla y, a través de su razón, se siente plenamente
integrado.
Antes de esta experiencia, el pórtico ofrece una zona de
transición.
Su construcción, y aún respetando los elementos generales, va un
paso más allá al romper la monotonía típica de los pórticos tradicionales
(compárese con los Inocentes) para resaltar la zona central con su arco, uniendo
así interior y exterior a través de un eje longitudinal al que se opone el eje
transversal del pórtico o los espacios centralizados internos.
Una unificación
que buscaba el equilibrio entre el estatismo de los diversos espacios tomados
por separado y la idea de arquitectura como paseo tan habitual en sus grandes
basílicas.
Toda la obra apenas recurre a la decoración, y son los
propios elementos arquitectónicos los que animan paredes y techos, y solamente las terracotas de Lucca della Robbia rompen con su cromatismo el espacio claro.
:v
ResponderEliminarEspectacular, muy buenas fotos.
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