Templo egipcio de la época
ptolomaica
(II a. C.)
con adiciones posteriores de época romana (hasta el siglo IV d. C:). Bajo la
amenaza que suponía la construcción de la gran Presa de Assuan, y bajo
patrocinio de la UNESCO, se realizó su traslado en 1960, siendo finalmente
donado a España en 1968 en agradecimiento por su colaboración. Actualmente
reinstalado en Madrid.
Tipología religiosa dentro del grupo de santuarios de Filé.
Su planta presenta un carácter longitudinal y compartimentado,
con espacios interiores poco desarrollados, consecuencia de su arquitectura
arquitrabada.
Reconstrucción ideal a las orillas del Nilo
En la actualidad presenta dos
grandes pilonos de entrada (serían tres los originales y con torres
adosadas ahora desaparecidas) que nos conducen a un vestíbulo columnado o
nártex. Desde él las estancias se disponen en torno a un eje axial
compuesto por la capilla de Adijalami que, tras un nuevo vestíbulo, nos
conduce a la naos (lugar sagrado) dedicado a Isis.
Flanqueándola se encuentran dos capillas laterales dedicadas a dioses secundarios (Horus y Osiris) y otras salas con distintas funciones litúrgicas. Destaca, fuera del plan original, el mammisi o capilla del nacimiento en donde se desarrollaban los ritos de nacimiento de Horus.
Flanqueándola se encuentran dos capillas laterales dedicadas a dioses secundarios (Horus y Osiris) y otras salas con distintas funciones litúrgicas. Destaca, fuera del plan original, el mammisi o capilla del nacimiento en donde se desarrollaban los ritos de nacimiento de Horus.
El alzado responde a las características egipcias, con un predominio
de la horizontalidad. El material utilizado es el sillar de grandes
proporciones, utilizándose como elementos de sustentación el muro y la
columna.
El primero es grueso y en talud con escasos vanos adintelados (predominio del vano sobre el muro) y rematado por la característica moldura cóncava denominada gola egipcia.
En cuanto a la columna (en el vestíbulo) es gruesa y poco esbelta, con fuste liso (empotrado en un murete en su parte inferior) y capitel papiriforme (en los centrales, pues los laterales se encuentran sin terminar).
El primero es grueso y en talud con escasos vanos adintelados (predominio del vano sobre el muro) y rematado por la característica moldura cóncava denominada gola egipcia.
Gola egipcia
En cuanto a la columna (en el vestíbulo) es gruesa y poco esbelta, con fuste liso (empotrado en un murete en su parte inferior) y capitel papiriforme (en los centrales, pues los laterales se encuentran sin terminar).
El interior, como resulta
habitual en esta arquitectura, presenta espacios reducidos y con una luz muy
reducida que se iría reduciendo hasta la total oscuridad de la naos.
La cubierta, realizada con grandes losas, es arquitrabada, creando una
terraza practicable a la que se ascendía para los ritos relacionados con el
mito de Horus.
La decoración existente se reduce a los relieves interiores,
especialmente en la capilla de Adijalamani y el vestíbulo. Estos
presentan una rica iconografía que ha sido interpretada como ofrecimientos de
Augusto (vestíbulo) y Adijalamani (en la capilla de su propio nombre) a los
dioses del templo (Osiris, Isis y Horus). En ellos podemos descubrir una clara función
propagandística relacionada con la religión tan típica en el mundo
teocrático egipcio.
En cuanto a sus
características técnicas estos bajos relieves están trabajados a bisel
(en dos planos) y organizados en bandas horizontales .Regidos por
férreas leyes geométricas en su composición presentan las habituales
convenciones como perspectiva torcida y jerárquica, hieratismo, isocefalia,
simetría, fondos planos, bidimensionalidad de las figuras, por otra parte
bastante esquemáticas, antinaturalismo, carácter narrativo...
Además de estos relieves se
conservan (en pilonos y vestíbulos) varios discos solares alados, un hueco
relieve en la parte posterior y una naos monolítica con relieves y columnas
adosadas en la que se encontraría, protegida por unas puertas de madera, la
estatua de Isis.
Aunque perdidos por las
numerosas crecidas de agua que sufrió durante su larga vida, todos los
relieves del templo se encontrarían policromados, lo cual crearía una
visión muy distinta a la actual, mucho más cercana a la pintura.
COMENTARIO.
Aunque de época tan
tardía (Egipto ya se encontraba bajo el dominio romano), el templo de Debod
resume gran parte del carácter e ideología que definieron toda la arquitectura
y esculturas egipcias, siguiendo la estela de los grandes templos del Imperios
Nuevo (Karnac o Luxor) que imitará aunque reduciendo sus elementos. (Esta idea
nos reafirma en el carácter poco dado a los cambios y sin apenas evolución
interna del arte egipcio).
Como es sabido, la sociedad
egipcia se organizaba de una forma teocrática, con un poder (el faraón)
que se encontraba íntimamente ligado con la divinidad. De tal manera, el
templo, además de lo religioso, tenía un fuerte componente propagandístico
que se subrayaría con todos los relieves en donde el faraón actúa como
intermediario entre el pueblo y los dioses, siendo ésta relación la fuente
fundamental de su poder.
Por otra parte, el templo ejemplificaba
perfectamente la sociedad egipcia, rígidamente jerarquizada, estableciendo
espacios reservados a distintas clases sociales. Las más inferiores quedaban en
el exterior (hasta el vestíbulo), vetadas a los misterios que sucedían en su
interior, siendo sólo espectadores de los actos públicos, como las procesiones
que rituales que realizaba el dios por la vía sacra hasta el Nilo.
Las clases superiores
(escribas, soldados y sacerdotes) podían acceder hasta las primeras capillas,
reservándose el acceso a la naos a los sacerdotes del templo y el faraón que se
relacionaban con el propio dios (En la concepción egipcia, el dios vivía en la naos, realizándose un
complejo ritual diario con su estatua).
Naos
En lo que se refiere a
aspectos técnicos, el arte egipcio parte del sistema adintelado como
forma constructiva, lo cual ocasionará reducidos espacios interiores y escasos
vanos en los muros tal y como seguirá ocurriendo en el mundo griego. Esta
concepción no cambiará hasta la arquitectura romana (Panteón de Agripa o
Termas).
De la misma manera, será el muro
de sillares (perfectamente aparejados en seco) y la columna las bases de
sustentación, elementos que recogerá el mundo griego para someterlos a su idea
de belleza armónica. De nuevo será el arte romano el que renovará las técnicas,
tanto en materiales (opus caementicium) como en elementos (arcos, sistemas
dinámicos de descargas...).
Todos estos sistemas
constructivos estaban orientados a la plasmación de un espacio transcendente
tan típico de lo egipcio, en donde el mundo de lo divino (íntimamente unido al
de ultratumba) era el motivo principal de un arte teocéntrico y sagrado
que tanto influirá en el medieval, una vez que la belleza griega y el
pragmatismo romano hayan perecido.
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