martes, 11 de septiembre de 2018

POSEIDÓN. ÉPOCA SEVERA







Igual que el Jinete de época helenísta, el Poseidón fue rescatado de las profundidades del mar cerca del cabo Artemisión, en donde se hundió su barco.
Igual que el Auriga de Delfos o el Trono Ludovisi (aunque por otros motivos) se trata de una pieza clave para entender el periodo Severo del arte clásico (comienzos del siglo V)
Frente al periodo arcaico ya nos encontramos con una obra de bloque abierto, tanto en sus piernas como brazos, que nos habla de una mayor técnica tanto a la hora de fundir las distintas partes como trabajar el equilibrio de la pieza completa.

Esta ruptura de bloque consigue, además, dos direcciones, la tradicional frontal (cuerpo) y una lateral (brazos y piernas junto a la cabeza girada).
Junto a ello hay un claro intento de proporción, tanto en el conjunto general (inscrito en un cuadrado) como entre sus distintas partes.
Por último, el escultor demuestra una mayor capacidad para escapar de las simples formas geométricas (abdominales, cadera, pelo y barba), intentando crear formas más naturalistas.


Frente a todas estas novedades, ¿por qué no podemos considerarla como obra clásica?
En la rigidez de su postura, en donde las articulaciones aún muestran un escaso movimiento.
En el intento (forzado) de conseguir un movimiento convincente, más conceptual que real
En la desproporción de algunas de sus partes (mano, pies)



Solo hace falta compararlo con un producto típicamente clásico como el Diadúmeno para ver estas diferencias


En cuanto a su identificación, frente a la tradicional (que plantea la idea de Poseidón lanzando su tridente), otros autores plantean que pudiera ser Zeus lanzando su rayo.



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