Fuente Sala de los Abencerrajes
El verso es de Machado y es tan cierto como bello; la Alhambra es una gran ciudad musulmana que tiene por habitantes millones de turistas y un rumor oscuro que corre bajo ellos, casi imperceptible. Es el agua, verdadera señora de esta Colina Roja.
Fuente del Cuarto Dorado
Pues el arte árabe se distinguió, además de por su decoración exuberante, por sus jardines que rodeaban las construcciones, se introducían en ellas, dando verdadero sentido a la arquitectura.
Y dentro de estos jardines, junto a las flores, los árboles frutales y las palmeras que dan sombra, el agua terminaba por crear este efecto de oasis tan querido por los musulmanes, tanto que el propio Corán definirá el Paraíso como unos jardines por los que corre el agua por lo bajo.
Por todo ello el agua se convirtió en un nuevo método de arquitectura (como dirá Grabar), y aún más, un medio de hacernos comprender el mundo desde una visión polisensorial (ya no sólo la vista, sino el oído, el olfato o la propia piel).
En principio se ocupaban de la captación y recogida de agua en grandes aljibes cubiertos o al aire libre, como hoy podemos ver en el Partal, reconvertidos tras las reconversiones de Torres Balbás en un nuevo jardín con estanques.
El Partal
Una vez recogida esta agua se distribuía por gravedad generando dos grandes tipos de modelos.
Por una parte nos podemos encontrar con grandes estanques de aguas quietas que se sitúan delante de los edificios, que tal vez pudieron utilizarse como ocasionales piscinas (Grabar), pero cuya función es especialmente constructiva y casi religiosa.
Constructiva en el momento que sirven como gran espejo en donde la arquitectura se refleja y duplica, generando una imagen de magnificencia por completo falsa, pero sumamente eficaz. Así, por ejemplo, los embajadores debían de cruzar el patio de arrayanes observando el símbolo del poder (La torre de Comares, al fondo) repetida en el agua en la luz de la mañana.
Pero, y como ha propuesto Burckhardt (uno de los mejores conocedores del pensamiento islámico),este reflejo es simplemente una metáfora sobre el mundo y la divinidad, su apariencia multiforme y en constante movimiento que en realidad es siempre la misma y única, Alá. Como dice este erudito basta la caída de una hoja, un viento algo fuerte para que se rompa el hechizo del reflejo. Se explica así lo corruptible que es el mundo, el engaño que tenemos de él por medio de nuestros sentidos, y como una pequeña muerte simbólica, nos hace reflexionar sobre lo frágiles que somos nosotros y nuestro mundo ante el cual sólo persiste la esfera de lo divino.
Teorías aparte, esta agua se utiliza para crear nuevas sensaciones de una sutilidad que pasa muy a menudo desapercibida, como losreflejos de luz que el agua-espejo lanza hacia pórticos e interior de las edificaciones, volviéndolas etéreas, casi soñadas, en trance constante de desaparición.
Patio de Arrayanes
Por otra parte, si el visitante logra salirse de la multitud y parar un momento ante el estanque podrá descubrir dos maravillas. Verápeces rojos nadando en el agua, sobre el propio reflejo de la arquitectura , como si la edificación fuera submarina. La realidad se desdobla así en numerosos planos, nos incita a jugar con realidades superpuestas cuando aún faltaban cinco siglos para que se estrenara Matrix.
Alberca del Patio de Arrayanes
Patio de Arrayanes
Por otra, y para mantener en quietud el agua, los surtidores que la llevan hasta el estanque tienen un largo canal de desagüe que permite la entrada del líquido sin romper la superficie mientras crea (arquitectura efímera de nuevo) un suave trenzado que recuerda a los paños de sebka que adornan las paredes.
Pero decíamos que el agua tiene dos posibilidades, y la segunda es la de dejarla en movimiento. Son los famosos hilos de plata y perlas (como dice el propio poema que la adorna) de las fuente de los leones, que mueve todo un mecanismo en donde el agua se transporta desde el exterior hacia el interior de los pórticos y del interior de las habitaciones altas (Dos Hermanas, Abencerrajes) de nuevo al exterior; todo en un fluir constante que trae el rumor sedante y un pequeño microclima que refresca los interiores y los humedece.
De otra manera, en el Generalife, el agua sigue moviéndose, aunque probablemente con unos chorros bastante más bajos de los que tiene el actual patio de la acequia.
Lo que sigue intacto, deslizándose sin fin, es uno de los lugares favoritos de Lorca y Falla: la Escalera del Agua. Aprovechando la diferencia de nivel, la escalera tiene unos curiosos pasamanos por donde el agua corre escaleras abajo, acelerándose para más adelante parar su ritmo por medio de pequeñas pozas circulares. Otra canalización (ésta subterránea) lo haría por debajo de los peldaños, surgiendo en cada uno de los rellanos como un pequeño surtidor, rodeando así por completo al visitante que se siente inmerso en un torrente.
Escalera del Agua. Generalife
Escalera del Agua. Las zonas circulares sirven para reposar la corriente.
Si todo esto fuera poco, la Alhambra se encuentra llena de pequeños surtidores de agua que llenan de una música suave el monumento. Un pequeño susurro, un lamento sin fin, pues su caída (lenta, morosa) no crea un gran espectáculo, sinouna sensación de tiempo extrañamente pausado, muy subjetiva, íntima, que debe ser mezclada con los aromas de los jazmines y el azahar, la calidez de la noche, su brisa tierna, una lejana música de laúdes, para que pueda ser entendida por completo.
La música de un universo en reposo, un sonido suave y relajante que hace olvidar las prisas y crearía ese efecto de iluminación repentina (tafarruy) tan buscado por sufíes.
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ResponderEliminar"Navegando" por este fabuloso, misterioso y dislocado mundo de internet me encuentro con tu relato y sí, me ha gustado.
ResponderEliminarComo granaino, que me honro, tengo que ponerte un "pero".
El título del relato no es del todo correcto y la autoría del verso es "a medias".
Tengo entendido que el autor es don Manuel Machado y cuando hizo esa referencia NO se refería solo a la Alhambra, sino a la provincia de Granada.
Dice así el poema:
ANDALUCÍA (Manuel Machado)
Cádiz, salada claridad; Granada,
agua oculta que llora.
Romana y mora, Córdoba callada.
Málaga cantaora.
Almería dorada.
Plateado Jaén. Huelva, la orilla
de las Tres Carabelas...
y Sevilla.
Felicidades por tu blog, Antonio
PD/ no consigo entrar en mi cuenta de Google para identificarme, este es mi blog: http://perezantonioperez.blogspot.com/
Gracias por tu comentario, Antonio
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ResponderEliminarExcelente publicación sobre este monumento, el más visitado de nuestro país y quizá también el más exquisito. Todo en la Alhambra es belleza, desde su arquitectura hasta sus decoraciones de estuco, pasando por esas aguas y jardines que hacen de ella un palacio orgánico. Estuve hace muchos años allí y visité también el Generalife. Ya me gustaría volver, espero que sea pronto, porque estas fotos tan preciosas ya me han afilado los dientes, jeje. Saludos, Vicente.