Uno de los monumentos más fascinantes (y más vacíos) de Toledo es esta espléndida iglesia mudéjar-renacentista (y reedificada sobre una antigua mezquita), actualmente reconvertida en Museo.
Cerca de la gran iglesia jesuítica, ya vemos aparecer su torre mudéjar, más sencilla que la de Santo Tomé, con su típico muestrario de arquerías, algunas ciegas.
En la actualidad es practicable y, al contrario de la del Salvador, refrendando así su origen cristiano, es totalmente hueca y sustentada por grandes pilares centrales
Tanto ella como los ábsides laterales quedaron al margen de la gran reforma realizada en el siglo XVI. Conservamos también una sencilla portada
Al interior tenemos dos iglesias.
Si miramos hacia los pies encontraremos tres naves mudéjares separadas por amplios arcos de herradura sobre los que se adosan columnas con elementos visigodos, una falsa tribuna y techumbre de madera, todo de una altura bastante poco común.
Ábside central, embutido actualmente en el lateral
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Por el contrario, en el presbiterio y ábside derecho se encuentran las principales reformas realizadas por Covarrubias en el Renacimiento, especialmente la gran cúpula de casetones sobre elaboradas pechinas, que hablan de una evolución del estilo desde el plateresco inical a modelos más puristas.
La obra mudéjar destaca por sus yeserías de buena calidad y repartidas por todo el edificio, pero aún son más espléndidos (por su calidad y situación tan meridional) el ciclo de pinturas románicas que engalanan muros y arcos y que ya analizamos aquí.
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En un marco tan sugerente se encuentra instalado el Museo de Concilios, o de la cultura visigoda, con una pequeña muestra de relieves de capiteles y canceles, orfebrería
Como estas magníficas fíbulas de la Necrópolis del Carpio.
El famoso fragmento del Credo visigótico
O este sarcófago paleocristiano de Jonás y la ballena
Uno de los lugares más hermosos y sorprendentes que se pueden visitar en Toledo. El contraste de estilos es asombroso.
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