Arbotantes dobles. Catedral de León
Como ya hablábamos en un artículo anterior la oscuridad románica estaba originada (en lo estructural) por muros gruesos y con escasas ventanas que sustentaran las pesadas bóvedas.
A estos muros se añaden (para darles más consistencia) contrafuertes: pilares adosados al muro
Muro románico. Zamora
Por el contrario, el gótico necesita catedrales inundadas de luz.
Para ello tiene que abrir numerosas ventanas, convirtiéndose el muro exterior en una simple pantalla sin funciones sustentantes (apenas se apoyan pesos en ellas).
Muro gótico. Aquisgrán. Alemania
Para realizar esto necesitamos trasladar los pesos a otros lugares que serán los contrafuertes exteriores.
Es para eso para lo que se utilizarán los arbotantes: unos arcos que desplazan los pesos en diagonal (son los mayores que genera una bóveda de crucería) desde la bóveda a los contrafuertes exentos.
Según vaya avanzando el estilo iremos encontrando diversos modelos que analizamos aquí, desde el más simple al doble (uno debajo de otro, para construcciones de gran altura) o al de doble vuelo (que conectan dos líneas de contrafuertes)
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Arbotantes de doble vuelo. Catedral de Sevilla
gracias bro
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