Las máscaras, otra vez las máscaras, el peso de las máscaras...
Perec (del que ya hemos hablado aquí) es un escritor muy
particular, sin medias tintas. O se le ama o se le odia. Su forma tan
experimental de narrar (como ocurre en el primer capítulo) echa a muchos lectores
atrás.
Sin embargo, si continúan, se encontrarán una maravillosa
novela sobre un falsificador de arte, un falsario, como se llama a si mismo.
De sus técnicas y de sus tragedias.
Pues la novela comenzará con un asesinato que no es otra
cosa que el gran fracaso del falsario que genera obras de arte sin que jamás
sean suyas. Un hombre sin historia que vive las historias de los demás.
Es el punto final de una tragedia. La de enfrentarse a la
obra de Antonello de Mesina para crear uno por completo nuevo y, así, pasar de
ser falsario a artista. Algo que le supera y le hunde en la más completa
desolación.
Y todo con el particular estilo de Perec, sus experimentos
literarios, sintácticos o narrativos que juegan con el lector para salirse de
la novela al uso y realizar una profunda reflexión sobre el arte y los artistas
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