lunes, 17 de diciembre de 2018

ALBERTI. TEMPLO MALATESTIANO DE RIMINI (1) LA ARQUITECTURA

Alberti no asume el lenguaje elástico de Brunelleschi: procede por citas y cada cita se basa en un documento antiguo objetivo

Aún inconclusa y con partes perdidas por los bombardeos de la II Guerra Mundial (como los mármoles que recubrían su exterior), el Templo de San Francisco en Rímini es una de las piezas claves del Quattrocento
En ella confluyen don figuras cimeras del momento: el arquitecto Alberti y un comitente muy peculiar, Segismundo Malatesta.
De él ya hemos hablado aquí, y baste recordar que junto a su trabajo como condottiero, es una persona cultivaba y con múltiples intereses, discípulo directo de Pletón, introductor del neoplatonismmo en Italia.

Maqueta de posible reconstrucción

No es por tanto extraño que ambos personajes rápidamente congeniaran, haciendo que Alberti sintiera una especial devoción por esta obra en donde quería llevar a sus límites el conciliato renacentista.
Su proyecto parte de una iglesia medieval que recubre con una segunda piel.

En el proyecto, la única nave abre en sus laterales capillas (entre ellas las funerarias de Sigismundo y su amada Isolda). Lo que nunca se llegó a construir fue la cúpula (inspirada en el Panteón) que cubriría sus últimos tramos y el presbiterio, que centralizaría mucho más el espacio y la luz. (Esta idea de una zona centralizada aparece en otra obra de Alberti, Santisima Anunciata, en Florencia, y pasará al ámbito español a través de las obras de Diego de Siloé, como la cabecera de la catedral de Granada o la capilla del Salvador en Úbeda)

Posible restitución, con rotonda final (otros autores apuestan por una estructura cruciforme en cuyo centro se encontraría la cúpula)

Al exterior, Alberti recurre a varios modelos clásicos.

En las zonas laterales aprovecha la idea de acueducto renacentista (convenientemente apoyado en pilares, no en columnas) para crear toda una zona de enterramiento de los principales de la corte de Rímini (entre ellos el citado Pletón, tras un largo periplo para rescatar su cadáver)



Por el contrario, la entrada parte de la idea de arco detriunfo, posiblemente el propio que existía en Rímini.


Arco de Augusto. Rímini

Uno triple en la parte baja (con arcos ciegos en los laterales) que se coronaría con otro en la superior, sin diseñar ni arquitrabe ni frontón superior (Realmente, dicho frontón se encontraba coronando el piso bajo, y funcionando como los aletones utilizados en Santa María Novella ,como paso óptico de un piso al superior)




Posible reconstrucción de la parte superior

En este lugar si aparecería la columna (exenta), e incluso en un orden menor (como luego repetiría en Sant' Andrea) en la entrada, que poseería su propio frontón.

Realmente una estructura extraña que, ya por su inacabamiento , ya por encontrarse en la periferia del sistema, nunca llegó a desarrollar secuelas, quedando como una idea a nuestros ojos poco habitual, que tiene muchos más interrogantes que certezas.
En un próximo artículo nos ocuparemos de su espectacular interior




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