jueves, 12 de marzo de 2020

DANIEL BUREN O UNAS FRANJAS DE COLOR



























Daniel Buren ha hecho de sus franjas de color todo un emblema personal que ha repetido mil veces por el mundo.
Su origen hay que buscarlo en una actitud conceptual que quiere huir de la pintura narrativa y figurativa para instalarla en lo que él denomina un "grado Cero", algo tautológico que no se refiere más que así mismo, sin otra referencia (aunque, curiosamente, su progresiva popularidad la ha terminado por cargar de subjetividad e individualidad, la ha convertido en un Buren para lo bueno o lo malo)
Estas líneas, primero que nada, son completamente banales y anónimas, pero se volvieron con el tiempo un elemento específico que comenzó a jugar un rol de herramienta visual. La línea es uno de los signos más insignificantes o con menor sentido que puedas imaginar, y por supuesto este signo existe en las calles, en todas partes, y creo que cuando las personas las usan es por las mismas razones, porque es banal. 
Daniel Buren





























En este sentido deberíamos conectar a Buren con las corrientes minimales americanas en cuanto a obsesión por la simplicidad absoluta, por la geometría estricta y sin accidentes subjetivos.


























Hay, sin embargo, otro aspecto de Buren que se encuentra más cerca de lo conceptual: su insistencia en el site, el lugar, que obliga a que las repetidas franjas tengan que adaptarse a una topografía (en muchas ocasiones, profundamente urbana), así como su idea de transitoriedad, pues muchas de sus instalaciones lo son para un periodo determinado tras el cual desaparecerán, dejando tan sólo el recuerdo de las fotografías, convirtiéndose así en acontecimiento que modifica la percepción de un palacio o la propia calle, reconfigurándolas a través de la geometría pero también el propio gesto de elegir ese lugar y no otro.


























En sus últimos trabajos (y aún sin abandonar, aunque sea como cita, sus famosas bandas), Buren investiga otras cualidades como son el color (para lo que recurre a planos que casi parecerían neoplasticistas), la luz que traspasa sus elementos traslúcidos o se proyecta contra contra el suelo, como en el Museo Pompidou de Málaga








































































































O la intervención realizada en el Puente de la Salve de Bilbao, en donde a sus habituales rayas reconfigura el espacio urbano al crear circunferencias generadas por grandes campos naranjas

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