Conocemos hace tiempo que Velázquez tuvo un romance, acaso la modelo de la Venus del Espejo.
Lo que no conocemos es quién fue ella, aunque (tal y como veremos posteriormente) acaso se llamó Marta (algunos la quieren hacer pintora de la zona de Plaza de España).
Lo que hace menos que conocemos es que tuvo un hijo, Antonio, y que el propio Velázquez hizo a Juan de Córdoba, una especie de mentor.
Así lo corrobora las cartas de Giaceomo Acquaviva, procurador nombrado por Córdoba, que tenía un mandato del Vicegerente de recoger al hijo natural de Velázquez ya que Marta, declarada como viuda y nodriza de Antonio, no trataba bien al pequeño. De acuerdo con esta situación, Acquaviva se presentó con el fin de ejecutar la orden, en casa de Marta, que se negó a entregar el niño al procurador. Ante esta oposición, se tuvo que proceder por la fuerza enviando a dos esbirros que, en la plaza de San Giaccomo al Corso y siempre con la negativa de la viuda, arrancaron del seno y de los brazos de Marta al pequeño que lloraba, entregándoselo, seguidamente, a Giaccomo Acquaviva. A cambio, Marta recibió 7 escudos y 30 julios, como íntegro y final pago por los alimentos que se le debían en calidad de nodriza. Todo ello nos induce a pensar lo siguiente: en primer lugar, creemos que Marta declarada en la documentación como viuda de Domenico Montanini y nodriza de Antonio de Silva, fue en verdad la madre del niño.
Tomado de file:///C:/Users/user/Desktop/780-Texto%20del%20art%C3%ADculo%20(necesario)-816-1-10-20140514.pdf
A partir de entonces Velázquez giró dinero para su manutención (e incluso Juan de Córdoba se dirigió a sus herederos tras su muerte) e incluso intentó (sin éxito) volver a Italia en 1657, sin que el rey le diera permiso
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