Aún sin cumplir los 40 años, Murillo pintó está magnífica Dolorosa que se escapa de su estilo característico.
En ella no encontramos el característico estilo vaporoso de sus últimos años. Más bien se trataría de la decantación de su primer estilo (como el que ya vimos aquí) en donde el tenebrismo va cediendo lentamente, aunque la luz sigue teniendo claras funciones constructivas.
Junto a ello encontramos claras referencias a la pintura clasicista italiana (la escuela de Carracci), especialmente a Guido Reni, que el autor bien conocería a través de grabados, y muy posiblemente, a la gran imaginería contemporánea, tan adecuada para el tema, de la que extraería los gestos de manos y rostro, así como el tratamiento de ciertas partes de los paños (más escultóricos) que combina con otros mucho más pictóricos que están anunciando el cambio
Extraordinario. Muchas gracias por haber traído esta magnífica muestra del Murillo que más me gusta, este tan cercano al clasicismo de la escuela boloñesa.
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Francesc Cornadó