Desde el primer día en que la conocí supe que estaba destinada a ocupar el restringido círculo de Solsona o Mar, un lugar privilegiado y exclusivo en mi corazón que
Realmente yo tampoco nunca había tenido un amigo como el que encontré en Luis, un lugar lleno de emociones y palabras (sobre todo palabras), que se derramaban con aquel que le quisiera escuchar.
- Eres realmente especial - le decía por el simple placer de verle enrojecer con la mirada clavada en el suelo y una sonrisa deliciosa.
Nunca me había dicho nadie cosas parecidas.
Nunca has dejado que te las digan, Luis; ese amigo que alguna vez una sueña tener. Atento y divertido, tímido y un poco loco a la vez que, sólo mucho tiempo después, supe que también le gustaba escribir.
Aunque yo y mi vergüenza me impidieron enseñárselos durante mucho tiempo y, cuando lo hice...
Y
Durante meses salimos juntos, como si fuéramos una pareja, e igual que ya me había pasado con Mar, muchos pensaban otra cosa
La de risas que nos pasamos con esto, ¿verdad, Luís? Sobre todo cuando yo les presenté a mi novio, Miguel.
Seguro que más de uno me apellidó entonces cornudo.
No te preocupes, Luís, que la puta sería yo,
me decía siempre riendo, pues entre todas sus virtudes estaba esa, la convertir la vida entera en algo magnífico y positivo.
Justo lo contrario que tú. El gran pesimista que lee sin parar a Herman Hesse.
Y decirme las cosas a la cara, sin malicia pero con toda la franqueza. Esa era también otra virtud de Pili.
Quien bien te quiere...
No hagas de abuela con tus refranes.
¡Habló el moderno que lee a Stendhal
Entre pullitas de ida y vuelta nos podíamos pasar horas como si jugáramos al pinpong, aunque no era un puro divertimento. No. Bien sabes que no, Luis. Era un tratamiento con el que se iban curando tus heridas
Un trabajo largo, a menudo infructuoso, que se venía abajo cuando nos cruzábamos con Sabrina con el momento más insospechado (el pueblo era tan pequeño entonces) y ambos retiraban sus miradas y empalidecían.
¿Cuánto tiempo hace falta?
Para que borres las heridas
Que te hiciste en el amor
Todo volvía entonces a empezar y podían pasar horas hasta conseguir sacarle una sonrisa que a mi me sabía (entonces) a gloria pues (¿cómo decirlo sin que parezca otra cosa?), desde el primer día en el que nos conocimos formó parte de mi, incluso ahora, cuando llevo tantos años sin verle y sólo mantengo el fino hilo de sus programas de radio los viernes de madrugada, cuando le oigo hablar y el tiempo se suspende para volver a encontrarme con él como cuando éramos adolescentes y
Tú me empezaste a enseñar algo que todavía estoy empezando a comprender
¿Cuántas veces te he dicho?
Que solo tú tienes la llave
Que abre y cierra el dolor
Tú precisamente, que tantísimos problemas tenías con aquellos padres tan terribles que te obligaron a marcharte del pueblo, y pese a todo seguías sonriendo, pues sabías que el mundo te estaba esperando
Cuando empecé a escuchar tus programas aconsejada por una amiga que nunca te había conocido me quedé fascinada (cómo te ha gustado siempre esa palabra, ¿verdad? Era casi un fetiche para tí), e iba reconociendo una a una las palabras, sabiendo a qué personas concretas estaban dirigidas pues
No hay que esperar milagros porque tampoco los pedías cuando hiciste el amor; eso dice Mecano en esta canción.
Recuerdo que dijiste antes poner esta canción un viernes cualquiera. Y después, mientras entraba la música, añadiste:
Como decía una gran amiga:
Sobre todo protégete de ti mismo, pues eres el único que te puede hacer realmente daño.
Las mismas palabras que yo tantas veces le repetí en aquellos años equívocos en donde pesaba de la risa a las lágrimas por un sólo mal encuentro.
Recuerdo que entonces un escalofrío me recorrió la espalda y a partir de entonces fui grabando todos los programas hasta tener una estantería entera llena de ellos.
Mientras lo hacía me volvían los recuerdos, y añoré como una imbécil aquellos tiempos en los que le tuve a mi lado
Y tanto me ayudaste
Y tanto me ayudó a conocer los paraísos de las músicas y los libros, de las palabras que son un bálsamo cuando todo a tu alrededor se derrumba y la vida se llena de esquinas.
Igual que ocurre ahora.
Maldita sea. Mecano no nos engañó:
Que los recuerdos son mentiras
Y que inundan la razón
Cuánto te echaré de menos, AMIGO
Me encantó.
ResponderEliminarMe recordó también a una amiga que tengo, ahora algo lejana, a la cual debo escribirle lo propio (: