Desde hace tiempo tenía ganas de empezar una serie sobre las
obras de esta fotógrafa emergente que nos plantea un mundo en apariencia duro
pero lleno de un encanto poético, tierno y personal
Evidentemente, no soy un especialista en aspectos técnicos
de fotografía (más me gustaría) y lo que quiero es intentar expresar alguno de
los submundos que se esconden bajo su mirada.
Para ello le dedicaremos de forma periódica entradas a
alguna de sus series en donde podremos ir viendo sus obsesiones pero también
sus disonancias, pues su obra es rica en matices (y son precisamente estos los
que más me fascinan)
En esta ocasión me gustaría hacer un breve repaso a dos de
sus series más recientes: Lady vengance
y Próximamente…ten fe.
Las primeras tienen
un aire familiar a cine negro. Un fuerte sentido cinematográfico en las dobles exposiciones
o en el carácter narrativo de la serie, que casi podía leerse como una historia.
Sin embargo, hay algo más.
Detrás de la limpieza de ejecución o de una iluminación sabiamente dirigida, hay todo un mundo de emociones que es característico de la artista, un amor que conduce a la muerte, historias antiguas que están por debajo de las imágenes, como la vista de un iceberg que esconde gran parte de su masa bajo el agua y sólo quien se dé el tiempo necesario para bucear en ellas encontrará
Sin embargo, hay algo más.
Detrás de la limpieza de ejecución o de una iluminación sabiamente dirigida, hay todo un mundo de emociones que es característico de la artista, un amor que conduce a la muerte, historias antiguas que están por debajo de las imágenes, como la vista de un iceberg que esconde gran parte de su masa bajo el agua y sólo quien se dé el tiempo necesario para bucear en ellas encontrará
Y es que esto es lo que más me atrapa de estas fotos: su
potente carnalidad que, sin embargo, tiene tanta carga sentimental en sus bajos fondos. Mujeres (especialmente
ellas) fuertes que no logran, pese a su potente mirada, ocultar las esquinas de
su corazón. Son en estas periferias, y pese a sus poses seguras, agresivas
incluso, se mueven ternuras que no somos capaces de ver pero sí de sentir.
Grumos espesos que hay que investigar con una segunda mirada que vea más allá
de las formas para integrarse en los recuerdos que se esconden tras ellas. Un
mapa sentimental hecho de caminos ya borrados, pero aún presentes. De huellas más que de presencias.
Acaso esto sea más claro en la serie Proximamente...ten fe, mucho menos
efectista en una primera mirada pero a la postre mucho más concentrada, destilada y sobria
en la que se montan estos dos planos de los que hablamos: imprevistas ternuras
bajo aparentes fortalezas
Para saber y ver más sobre la artista
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