(DE OTROS LADOS) AQUELLAS PRADERAS AZULES. Puro ragtime

DALE AL PLAY Y DÉJATE LLEVAR POR LOS RITMOS ACELERADOS QUE UNA VEZ EN LA VIDA ME MANTUVIERON VIVO

Tras dejarlo con Diana, Luis entró en un tiempo roto.

-Puro ragtime - nos dijo - El abuelo del jazz y el soul.

Y ante nuestra mirada estupefacta simplemente preguntó:

-¿No os acordáis de la película del Golpe? De su banda sonora

-Sí, claro.

-Pues eso es ragtime. Tiempo roto.

Y aunque entonces no llegamos a comprender pronto lo haríamos.

Todo comenzaría con Cristina y el pezón de Sabrina, aquella nochevieja. Una larga bajada a los infiernos de la gloria que duraría varios meses, hasta que el hastío o la pereza le hicieron volver a enclaustrarse en casa.

Durante todo aquel tiempo, Luis (de nuevo) voló entre las flores como uno de aquellos dos pícaros de la película, como si fuera otra persona, y le conocimos una pareja tras otra, tan espectaculares como intercambiables.

¿Dónde había quedado el tímido que siempre habíamos tenido como amigo?; a veces nos lo preguntábamos. 

Tal vez el mismo también lo hiciera, apenas un instante, como una nota blanca de silencio antes de que se volviera a reproducir esa música de vida algo canalla pero profundamente feliz a fuerza de no pensar demasiado y seguir adelante, como si el pasado fuera una rémora y solo se pudiera dar un paso más. Adelante. 

-Pero, ¿de verdad que puedes hablar de algo interesante después de hacerlo? - le preguntamos ya cuando lo de Cristina. 

-Hablar esta sobrevalorado - nos dijo esa vez, y la frase se convirtió en un verdadero fetiche con las siguientes mujeres que pasaron por su vida, tan bellas y despampanantes como estrellas explotando en su propio vacío sideral, y sólo mucho después empezaríamos a comprender, casi cuando todos aquellos meses estaban a punto de acabar. 

Pues aquello era algo más que puro y deslumbrante sexo. Era otra cosa, también. Algo semejante a la adrenalina para su alma rota, igual que la música. 

Un carrusel de sensaciones que le hacían sentirse vivo mientras duraba aquella persecución de mujeres tan bellas que parecían imposibles, y cuanto más lo fueran más subía el volumen de la música en su interior, más rápido volaban los dedos sobre las teclas del piano en aquellas composiciones que eran una marcha sobre la que la mano derecha creaba fulgurantes improvisaciones que acababan, en el mejor de los casos, en boleros de fuego que abrasaban todo hasta convertir el mundo en pura ceniza. 

Alcanzado aquel punto el mundo dejaba de aumentar revoluciones y, aunque la inercia aún se mantenía durante algunas semanas, pronto comenzaba a sentir que la vida se iba parando, más rápido cuanto más vacía fuera su pareja, hasta que todo acababa y volvía a comenzar la ansiedad de una nueva conquista. 

-Como un mismísimo Don Juan Tenorio - nos llegó a admitir cuando toda aquella montaña rusa dejó de funcionar y, tras las alturas, cayó en un tiempo de mutismo y oscura tristeza pues -jamás llegué a pensar que llegaría a caer tan bajo. 

-Pero, ¿qué dices? Te convertiste en un personaje literario - bromeé yo. 

Y él, entonces, sonreía, aunque 

-Ya puesto, hubiera preferido ser... 

-¿Quien? 

-No sé, tal vez... 

-No me digas que un Lobo Estepario, que eso ya lo fuiste - intervino Solsona. 

- Que va. Justamente me convertí en lo contrario. 

- Pues entonces solo te queda ser el coronel Aureliano Buendia...

- Sí, hombre, y hacer pececitos de oro con lo torpe que soy con las manualidades. 

- Sí - dijimos riendo -, te saldrían pececitos cubista como diría Lucas. 

Y todos reíamos, o tal vez no, pues Luis, tras el estallido de la supernova que fueron aquellos tiempos, se volvió oscuro como un agujero tras haber practicado todas las posturas y placeres hasta entonces desconocidos menos uno. 

Pero eso es otra historia que también se rompería aunque dejando un suave olor a café recién hecho que duraría años en un rincón de su corazón. 

Puro ragtime.

AQUELLAS PRADERAS AZULES. CANCIONES

ÁNIMA MUNDI