sábado, 2 de mayo de 2020

Solsona, la Buena. Efectos pandémicos en el futuro pasado

Ya han pasado tantas pandemias coronavíricas que todo nos parece normal, incluso el de tener que encerrarse semanas sin aviso previo, varias veces al año.
Ya casi no somos conscientes de esto ni de las mil maneras que cambiaron nuestras vidas las pandemias, desde la forma de explotación laboral, ahora llamada teletrabajo, en donde el empresario ahorra costes materiales mientras estira como un chicle indefinido el horario de trabajo, a las nuevas distancias sociales que olvidaron para siempre los abrazos, o la moda (que nació entonces para quedarse) del pelo largo y mal cuidado.
Tantas cosas en la que no estuvo (pardiez) la defenestración de todos los políticos, pensadores y periodistas que utilizaron la pandemia para sus intereses espúreos de mantener el poder (en cualquiera de las escalas de nuestro frondoso estado descentralizado), ganar oyentes o

Con ellos nació lo que luego se llamó la nueva democracia del miedo en donde se dictaron nuevas leyes restrictivas para poder combatir las pandemias reales y otras tantas imaginarias que exquisitos pensadores y voceros comenzaron a explicar una por una en medios de comunicación y redes sociales que se fueron expurgando de todo tipo de bulos en los que primero se incluyeron el pensamiento incorrecto, luego el contestatario para terminar con el crítico.
Así ocurrió, niños míos.
Eso y otras cosas que yo os seguiré contando aunque me persigan por ello y me acusen de deslealtad que se paga con el confinamiento final en Buenos lugares para la desintoxicación y

Psss. Callada ahora o me descubrirán.


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