Como en muchos de sus cuadros aparecen arquitecturas y pequeñas personas que las recorren, aunque frente al tradicional costumbrismo de la mayoría de sus obras , nos encontramos con una escena religioso-política.
Religioso en tanto que habla de la famosa torre de Babel que intentaron hacer los hombres para superar con su hazaña al propio Dios, y el posterior castigo de Éste, confundiéndolos a través de la aparición de las múltiples lenguas, que les impidieron seguir trabajando en grupo.
En el fondo, el tema trata de la soberbia humana y de sus límites que el autor lleva a sus tiempos, hablando de "una alegoría del orgulloso imperio internacional de los Habsburgo basado sobre una fe unificada y del estado constituido por banqueros, ministros, clérigos, soldados y pensadores humanistas sicofantes sometidos a tal proyecto" (Wikipedia), y acaso por ello se utiliza el Coliseo como elemento constructivo (vinculado al emperador humanista)
Otros autores plantean otras interpretaciones , como el del desmembramiento de la unidad cristiana tras la Reforma luterana así como a la condición de Amberes como ciudad cosmopolita y multicultural. Por otro lado la representación de la torre de Babel tomó fuerza durante el humanismo como un símbolo de los peligros de la arrogancia humana, el castigo divino frente al orgullo humano, la prueba innegable de la superioridad divina en un mundo antropocentrista.(Arte La Guia 2000)
Especial atención merecen las pequeñas figuras que aparecen en primer, entre ellas destaca la figura del monarca Nemrod nieto de Noé y patrocinador tan monumental empresa. A sus pies un cantero aparece arrodillado hincando las dos rodillas en el suelo, un gesto que el pintor traduce como oriental. Alrededor del monarca otros canteros se afanan en su trabajo.
Estilísticamente responde a las normas y maneras de la pintura flamenca y holandesas (con un paisaje heredado de Patinir en su luminosidad y detalle, con una vista alta).
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