Igual que el siglo XVII vio surgir la fiebre de los tulipanes (la primera burbuja del capitalismo moderno), el XIX amará las rosas, convirtiéndolas en las flores por excelencia. En torno suyo se crearán concursos, se investigará con pasión, o se crearán historias casi de novela negra para conseguir un nuevo esqueje.
Las primeras rosaledas aparecerán en la vanguardia europea, Francia (Valle del Marme, 1894)
En España muy pronto llegará esta moda, y cerca del Palacio de Cristal y la escultura del Ángel Caído se realizará una de ellas.
Cecilio Rodríguez (director de jardines del Retiro) la realizará en torno al desaparecido invernadero del Marqués de Salamanca, actualmente convertido en una plataforma de granito con fuente central.
En un espacio ovalado y separado del entorno por setos corridos de ciprés, se crea una retícula con sectores curvos que permitan múltiples visiones y contrastes.
Los paseos centrales se establecen con una sucesión de parterres metálicos para los ejemplares trepadores que crean verdaderos túneles de color.
El agua, establecida en los dos puntos de creación del óvalo, se establece en dos fuentes de motivos clasicistas.
Maravilloso jardin , una hermosura
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