Zocos en plena Europa, un maravilloso y mareador carrusel de colores, de olores y de gritos de los comerciantes que venden su mercancía en dialecto. Así son los mercados del viejo Palermo
Y es que ellos ya eran viejos cuando París o Londres aún eran puros barrizales sin futuro, tan viejos como recién llegados, con un río de vida que inunda las calles en un laberinto de reglas propias, como es casi todo en Sicilia.
El atún rojo (tonno) que en España ya casi ha desaparecido aquí es abundante y barato
Unos preceptos que se encuentran por encima de las leyes pero que se encuentran perfectamente codificados a través de gestos leves, de miradas breves, de movimientos justos en medio del alboroto.
Las berenjenas (melanzane ) lo invade todo para realizar sus constantes caponatas y putanescas.
Los más famosos (aunque no los únicos) son el della Vucciria o el di Capo, y es interesante madrugar para encontrar todo el colorido (y ruido) de este pedazo de vida que nos llevaría hasta casi los albores de la edad Media
Enormes calabacines (zucchini)
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Pescaderías en la calle, a pleno sol, ¿qué pensarán los bien-pensantes alemanes?
El radicchio, fundamental para las salsas e imposible de encontrar en España
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Vísceras (la trippa italiana, algo menos sabrosa que las recetas españolas)
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Alcachofas (carciofo), otra herencia musulmana
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Bacalao (bacalá)
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Más melanzane
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Pez espada (pesce espada). Magnífico a la brasa
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Las naranjas (arance) , una herencia árabe, como en España, y el cítrico de la mala suerte en toda la saga del Padrino
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Tomate (pomodoro) una verdadera exquisitez en manos italianas para las salsas (por cierto, un pequeño truco aprendido de italiano: al hacer los sofritos añadir unas hojitas de hierbabuena que potencan enormemente su sabor)
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